lunes, 3 de marzo de 2014

Lo que aprendí en mi labor comunitaria




 

En mi labor comunitaria aprendí a ser más tolerante y comprensiva con mi prójimo, a ser más humilde y compartir mi alegría con las personas sin hogar. Entendí que se es más feliz cuando se da y se sirve con amor. Le perdí el miedo a las personas sin hogar y me pude dar cuenta que son seres humanos que aunque han errado el rumbo y que necesitan del prójimo para que los ayuden a encontrar el camino correcto o por los menos  a cincelar ese diamante valioso que Dios nos dio el cual yo llamo vida. Las recomendaciones que hago para el programa de servicio y apostolado a la comunidad es que esta labor comunitaria sería factible realizarla en verano si es permitido porque hay más tiempo disponible. Debería haber alguien que nos supervise o nos corrija el informe escrito del apostolado para así  cometer los menos errores posibles.

domingo, 2 de marzo de 2014

Mi experiencia e impacto de mi labor comunitaria




La experiencia de servir a otros seres humanos me ha ayudado a comenzar a desarrollar el modelo de la perfección del cual Jesús predicó ser la servidora de mis hermanos en Cristo. Esta experiencia me ha ayudado a valorar a mi familia. Como persona me siento más humilde y como cristiana más cerca de mis prójimos. La vida de las personas servidas, las personas sin hogar, me ha impactado grandemente porque pude comprender en Puerto Rico hay muchas personas sin hogar y lamentablemente muchos de estas personas llegaron a esta situación por el uso de alcohol y drogas y esta situación por el uso de alcohol y drogas quizás uno empieza por probarlas como un juego o presión de grupo pero pude ver en que puede terminar si dejo que otros tomen rienda de mi vida. La responsabilidad de mis servicios a las personas sin hogar es inmensa. El servicio voluntario en la Fondita de Jesús es impresindible porque son los voluntarios el corazón del centro sin los voluntarios que son diariamente entre 150-200 la Fondita de Jesús tendría que cerrar. En mi servicio voluntario yo fui parte de ese grupo de voluntarios los cuales tienen la responsabilidad de ayudar a encontrar el cincel de su diamante a las personas sin hogar, esto es ayudar a rehabilitarse e integrarse nuevamente a la sociedad llevando una vida productiva.

La supervisora del programa de voluntarios es la señora Solmarie Pérez, la cual ví solamente dos veces. La primera para que me explicara cual iba a ser mi tarea en la Fondita de Jesús y las reglas del centro y la segunda para que me firmara las horas. Esto se debe a la inmensa cantidad de voluntarios que tiene el centro. En la Boutique  mi supervisora fue Madeleine una señora que me trató muy bien y amablemente me explicó mis tareas. En la cocina no había como tal un supervisor pero si personas que llevaban mucho tiempo y me explicaron que hacer en la cocina, aunque unos me decían hazlo de esta forma y otros  no hazlo de otra. Por lo tanto en el caso de supervisión en la Boutique considero que fue eficaz pero en la cocina no porque no había como tal una persona a cargo aunque hay que entender que el trabajo en la cocina es inmenso. Las virtudes humanas y cristianas que he desarrollado a través de mi servicio fueron: amor hacia mi prójimo sin hogar, compresión, paciencia, tolerancia pero sobre todas humildad. Este servicio comunitario ha influido en mi crecimiento como ser humano porque me  hedado cuenta que muchas personas miran a las personas sin hogar con asco y desprecio como si fueran animales sin dueños y ellos son nuestro prójimo. Yo en esta labor comunitaria crecí como ser humano al volverme más humanitaria y comprensiva hacia mis semejantes.

Las experiencias significativas que tuve en mi labor comunitaria fueron tanto positivas como negativas. En la Boutique donde me encargaba de la ropa acudían deambulantes humildes y agradecidos y esto me causaba felicidad porque se conformaban con la ropa que se les brindaba pero lamentablemente también acudían deambulantes altaneros y mal agradecidos porque exigían ropa de marca y manifestaban que no le gustaba lo que se les ofrecía y a veces me trataban como sirvienta sin entender que se les está ayudando y los que laboramos allí todos, somos voluntarios. Igualmente en la cocina a los deambulantes que se les servía la comida, muchos eran bien humildes y agradecían el pan nuestro de cada día que la Fondita de Jesús les provee con mucho esfuerzo ,habían otros que expresaban o exigían. Entre las expresiones que escuché fueron: ‘’No me gusta la sopa porque es grasosa’’. El encontrar personas sin hogar agradecidas e humildes me daba alegría y me hacía sentir útil  pero el encontrar deambulantes altaneros y mal agradecidos me enseño a ser paciente y tolerante.

Mi labor comunitaria

 
En la Fondita de Jesús trabajé en dos áreas: la Boutique y  en la cocina. En la Boutique estaba encargada de doblar, organizar y clasificar la ropa. Diariamente le entregaba una muda de ropa a cada deambulante, ya que a ellos iba dirigido mi trabajo voluntario, le entregaba una camisa, un pantalón, ropa interior y zapatos si estaban disponibles. En la cocina picaba los postres y los ponía en las bandejas, preparaba el jugo y servía las bandejas a las personas sin hogar. Finalmente fregaba las bandejas. Las dificultades que tuve en mi labor voluntaria fue en el área de la tiendita porque a veces había de los mismos deambulantes personas un poco difíciles que protestaban porque querían ropa y zapatos de marca, esto me incomodaba un poco porque ví que algunos no agradecían lo que se les daba, otros en el área del comedor se quejaban de que no les gustaba la sopa o que se les servía muy poco postre, otra dificultad que tuve fue que como soy menor de edad tenía que estar acompañada por un adulto en el centro, por esta razón mi hermana Laura Yolanda Torres Cruz me acompañó realizar mi labor comunitaria. La satisfacción que me produjo mi labor comunitaria fue sentirme útil al servicio de los demás, el ver que con mi trabajo podía aportar un granito de arena para que la Fondita de Jesús continúe brindado sus servicios a mis hermanos sin hogar. Este trabajo comunitario me sirvió para perderles el miedo a las personas sin hogar y comprender y entender que en todas partes del mundo hay seres extraordinarios.

 
 
 

sábado, 1 de marzo de 2014

Descripción de la Fondita de Jesús





 

La Fondita de Jesús está ubicada en la calle Monserrate 704, en la parada 16 en Santurce ,Puerto Rico. En el año 1984 un pequeño grupo de amigas iniciaron rondas en Santurce los lunes y jueves, llevando en sus automóviles sopa, pan y frutas para los deambulantes. También comenzaron a acompañarlos y brindarlas acceso a otros servicios. Estas amigas se incorporaron en diciembre de 1985, y en junio de 1936 alquilaron y remodelaron el edificio que hoy ocupa la Fondita de Jesús, la cual fue inaugurada con una celebración Eucarística en octubre de 1986. El objetivo de la Fondita de Jesús es hacer una comunidad con las personas sin hogar, trabajando juntos para transformar las realidades que provocan nuestra condición de vida. La visión de la Fondita de Jesús es que toda persona en Puerto Rico tenga un hogar y logre su integración al a comunidad. La Fondita de Jesús sirve a las personas sin hogar que así lo deseen a obtener servicios privados o gubernamentales que los puedan ayudar en cuanto a salud, empleo, rehabilitación, comida, vivienda y otros.

Diariamente de lunes a sábado laboran en la Fondita de Jesús sobre 150 voluntarios en diferentes programas o servicios diseñados para apoya el proceso de recuperación e integración a la comunidad de las personas sin hogar. Estos voluntarios son el corazón de la Fondita de Jesús. La motivación religiosa de la Fondita de Jesús es que el espíritu de Jesús nos movió al encuentro con las personas sin hogar para anunciar con alegría que somos hijos(as) de un mismo Padre y que queremos vivir como hermanos. En la Fondita de Jesús se motiva a amar al prójimo, crear comunidad y trabajar en equipo. Reconocer al prójimo como persona, respetando su dignidad como hijos de Dios. La propuesta evangélica de la Fondita es cultivar y fortaleces las capacidades de encontrarnos con Jesús a través de nuestros hermanos, movidos por su amor, y sostenidos por la fe y alentados por la esperanza que nos regala su vida y su enseñanza.

La Fondita de Jesús

 
 
 


Seleccioné para realizar mi labor comunitaria a la Fondita de Jesús porque cuando tenía cuatro o cinco años, no recuerdo bien la edad, ví como una deambulante amenazaba con una jeringuilla a mi mamá sin ningún motivo. Presenciar ese acto me hizo temerle a los deambulantes, cuando pasaba por el lado de alguno de ellos sentía un pánico escalofriante, era un miedo tan terrible que no podía pasar por el lado de alguno de ellos y si pasaba tenía que ser acompañada, muchas veces me ví aferrada a la mano de mi madre o escondiéndome detrás de ella para no tener que ver un deambulante o mirarlo. En mi mente pensaba que me iba a atacar si pasaba por su lado, no podía quitarme esta idea de mi mente por más que mi madre me explicaba que no todos los deambulantes eran como ‘’Carmen’’ y que la mayoría de ellos eran buenas personas que habrían errado su rumbo o que algo les había pasado que los había llevado a ese rumbo. En sexto grado Diane Bustillo nos exigió una labor comunitaria y en ese momento mi madre no me dejó escoger el lugar para hacer mi labor comunitaria sino me dijo vas a ir a la Fondita de Jesús. En esa ocasión hace cuatro años aprendí que no todos los deambulantes eran agresivos e incluso me hice amiga de una deambulante. Ahora en grado diez, para mi labor comunitaria decidí volver a la Fondita de Jesús porque quisé repetir esa experiencia tan maravillosa e incluso compartir mi alegría con ellos. Me llamó la atención de la Fondita de Jesús que es un centro que ayuda a los deambulantes a rehabilitarse y le ofrece muchos servicios. También me llamó la atención la cantidad de personas que va al centro que no tienen un hogar o que no tiene que comer.

"Sed pues perfecto como vuestro Padre celestial perfecto'' (Mateo, 5:48)




El diamante es la piedra preciosa más dura y valiosa que podemos encontrar o tener. Cuando se encuentra un diamante bruto hay que utilizar un cincelador con mucho cuidado porque un mal corte podría dañar ese diamante y restarle valor. La vida es como un diamante bruto y uno mismo es el principal cincelador de ese diamante, de nuestra vida. Dios nos regaló la vida para que la convirtamos en un perfecto diamante de incalculable valor. Cada paso y cada decisión que tomamos en nuestra vida nos llevan a dos caminos: a errar el corte y destruir nuestra vida o a perfeccionar ese diamante, haciendo una vida productiva por el camino de Dios. A veces por razones diferentes como abuso de droga o alcohol, situación económica, problemas emocionales entre otros una persona puede perder las riendas de su propia vida y convertirse en una persona sin hogar.