lunes, 3 de marzo de 2014

Lo que aprendí en mi labor comunitaria




 

En mi labor comunitaria aprendí a ser más tolerante y comprensiva con mi prójimo, a ser más humilde y compartir mi alegría con las personas sin hogar. Entendí que se es más feliz cuando se da y se sirve con amor. Le perdí el miedo a las personas sin hogar y me pude dar cuenta que son seres humanos que aunque han errado el rumbo y que necesitan del prójimo para que los ayuden a encontrar el camino correcto o por los menos  a cincelar ese diamante valioso que Dios nos dio el cual yo llamo vida. Las recomendaciones que hago para el programa de servicio y apostolado a la comunidad es que esta labor comunitaria sería factible realizarla en verano si es permitido porque hay más tiempo disponible. Debería haber alguien que nos supervise o nos corrija el informe escrito del apostolado para así  cometer los menos errores posibles.

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