El diamante es la piedra preciosa más dura y valiosa
que podemos encontrar o tener. Cuando se encuentra un diamante bruto hay que
utilizar un cincelador con mucho cuidado porque un mal corte podría dañar ese
diamante y restarle valor. La vida es como un diamante bruto y uno mismo es el
principal cincelador de ese diamante, de nuestra vida. Dios nos regaló la vida
para que la convirtamos en un perfecto diamante de incalculable valor. Cada paso
y cada decisión que tomamos en nuestra vida nos llevan a dos caminos: a errar el
corte y destruir nuestra vida o a perfeccionar ese diamante, haciendo una vida
productiva por el camino de Dios. A veces por razones diferentes como abuso de droga o
alcohol, situación económica, problemas emocionales entre otros una persona
puede perder las riendas de su propia vida y convertirse en una persona sin
hogar.
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